El mes del Descuento – Los 7 Enanitos y Blancanieves
Los Siete Enanitos eran hombres humildes y sociables que trabajaban en aquéllo que más satisface a un enano: una mina de oro y plata. Todos los pobladores de la zona los conocían no por sus nombres reales sino por apelativos que hacían referencia a aquello que los distinguía: Sabio, Gruñón, Feliz, Dormilón, Tímido, Mocoso y Mudito.
Vivían en un reino lejano regido por una reina viuda que no había tenido descendencia y que convivía con la princesa Blancanieves que era hija de su difunto marido. La realidad es que los 7 enanitos nunca habían visto ni al difunto rey, ni a la reina viuda, ni a la princesa Blancanieves, ni sabían nada de ellos, porque nunca ningún rey se interesaba por las vidas y preocupaciones de los que consideraba sus súbditos. En definitiva, el único momento en que los 7 enanitos sabían que existía un soberano era cuando los fiscalizadores del reino, con sus pendones y sus trompetas estridentes, sus carros y caballos, llegaban puntuales el último día de cada mes a las minas para recoger los metales preciosos y con rostros severos les entregaban un exiguo salario a cambio de tanto esfuerzo como realizaban y se iban por el mismo camino siempre recordándoles que consideraban que el rendimiento de la mina no era el adecuado y que a principios del siguiente años deberían entregar más metales preciosos para recibir el mismo salario…
Los Siete Enanitos vivían juntos en una casita que ellos mismos construyeron en el bosque. Su convivencia era buena, cada uno tenía sus defectos y sus virtudes pero como eran muchos cada cual podía aportar al grupo aquéllo en lo que era más habilidoso y evitar, sin que se notara demasiado, aquellas tareas que le resultaban más aburridas. Como los Siete Enanitos eran todos bastante manitas y les gustaban las cosas bonitas, la casa y su terreno, aunque pequeños eran preciosos y muy cuidados por lo que muchos animales del bosque se acercaban a su morada por la paz que se respiraba allí y porque los Siete Enanitos siempre dejaban agua y algo de alimentos para compartir con sus vecinos, los animalitos.
Aquélla mañana los Siete Enanitos se levantaron como cada día 2 horas antes de la salida del sol y después de asearse cada uno completó sus tareas asignadas: alimentar a los animales que les proveían leche, carne, huevos…, realizar las tareas domésticas, arreglar y regar el huerto y los árboles frutales que tenían en su terreno, preparar el desayuno, disponer en la fiambrera de cada uno el almuerzo que tomarían en la mina y avanzar la preparación de la cena que ese día habían de consumir…
Desayunaron juntos, recogieron la mesa y la cocina, se vistieron con sus rudas ropas de trabajo, tomaron sus herramientas de minero y emprendieron el camino de la montaña para dirigirse a su trabajo tarareando una tonada que todos conocían.
Cuando regresaron aquella noche agotados del trabajo, enseguida repararon que su casa no se encontraba como la habían dejado… en el banco del patio encontraron cortadas y algo marchitas algunas flores del jardín. Al entrar en la casa un jarrón con flores cortadas del jardín adornaban la gran mesa central de la sala comedor, las ventanas estaban abiertas de par en par dando paso al aire fresco de la noche. En la cocina descubrieron tres platos junto con un vaso y un juego de cubiertos lavados recientemente en el repositorio y… menos comida de la que dejaron por la mañana preparada tanto de primer plato como de segundo además de una buena ración consumida de yogur fresco con mermelada de frutos silvestres… Siguieron recorriendo la casa y el baño lo notaron húmedo, la ducha utilizada, junto al cesto de ropa conteniendo una de sus toallas utilizada y algunos pelitos morenos en uno de sus peines… intrigados siguieron adelante en su exploración y finalmente al subir las escalera y llegar a la gran sala dormitorio encontraron a una jovencita durmiendo plácidamente en la cama de Dormilón, la más cómoda de la casa, arropada con tres de las mantas de otras camitas… parecía friolera la muchacha… Al principio pensaron en no despertarla pero lo cierto es que roncaba tanto que pensaron que tenía algún problema respiratorio y la despertaron inquietos. Ella se despertó muy asustada y les gritó: ¿Quiénes sois?.
Ellos se miraron confundidos y Sabio le dijo a la jovencita: nosotros somos los 7 Enanitos del bosque y propietarios de esta vivienda pero… en realidad deberías ser tú quién nos dijeras quién eres, por qué has cortado las flores de nuestro jardín, por qué entraste en nuestro hogar, te duchaste en nuestro baño e hiciste uso de nuestras toallas, por qué te comiste parte de nuestra cena y por qué te acostaste en una de nuestras camas… ¿no crees?
Ella se levantó de la cama, usó las zapatillas y la bata de Mudito y cruzó la estancia y bajó las escaleras seguida por los Siete Enanitos, mientras les decía: Soy Blancanieves, vuestra Princesa… Ellos se quedaron muy sorprendidos y convinieron entre todos que como se encontraban muy cansados y hambrientos, era preferible que Blancanieves les contara su historia mientras ellos cenaban.
Repartieron entre todos la poca cena que ella les había dejado, y el yogur restante en el bol que esa mañana habían preparado y la miraron con curiosidad mientras ella desarrollaba su relato.
Mi padre, el Rey, murió hace un año y cómo soy muy jóven para ocuparme del reino, mi madrastra se ha convertido en Reina y controla mi educación. Ella es una mujer perversa que nunca me ha querido y que me envidia por mi belleza. Desea destruirme y es por ello que esta mañana me decidí a huir de palacio refugiándome en el bosque. Caminé durante todo el día y al atardecer sentí temor por la llegada de la noche, hambre y agotamiento… nunca he estado sóla ni fuera de Palacio por lo que me sentí desesperada y por casualidad encontré vuestra casita. Vi el jardín tan bonito y entré en la casita, porque la puerta no estaba cerrada. Pregunté pero nadie me respondió, el interior estaba muy ordenado pero sin estiló por lo que decidí tomar unas flores del jardín y colocarlas en un jarrón para animar la estancia. Después me sentí agotada y me duché en vuestro baño funcional, cené vuestra humilde comida y me acosté en la sencilla camita que consideré que era más adecuada para mi, tomando tres mantas porque el tejido es demasiado rústico y no calientan demasiado… Ahora que estoy algo más descansada y que habéis llegado espero que me ayudéis y que me protejáis de esta terrible mujer que quiere verme muerta porque no puede superarme en belleza y porque frente a su soberbia yo soy buena y amable con todos.
Los Siete Enanos la escucharon con atención y aunque no comprendían muy bien por qué ser bonita convertía a Blancanieves en alguien tan especial, intentaron ser prácticos y le preguntaron cómo podían ellos ayudarla.
Blancanieves les pidió que la escondieran y la dejaran vivir allí con ellos.
Como los 7 Enanitos eran bondadosos trataron de ayudarla y adaptarse a ella para hacerle la vida más fácil… Blancanieves era dulce y cariñosa pero no sabía hacer casi nada: no sabía cuidar a los animales, ni cuidar el huerto, ni limpiar la casa, ni cocinar, ni trabajar en la mina… bufff, que difícil… pero como no querían ofenderla le dejaban hacer cosas y después con disimulo, completaban bien sus tareas. Ella sabía cantar, bailar, recogía frutas silvestres, hablaba con los animalitos del bosque… en fin, cosas de Princesa… Lo que peor llevaban era lo de turnarse para dormir en el suelo sobre un lecho de hierba fresca, mientras construían una nueva cama, porque le dejaron a Blancanieves la camita de Dormilón y lo de tejer nuevas mantas porque como Blancanieves era tan friolera se quedó prácticamente con todos sus edredones y mantas… y las noches en el bosque eran bastante frescas.
Sin embargo al poco tiempo, todo se empezó a complicar aún más: vinieron a la casa soldados de palacio buscando a la princesa, tuvieron que esconderla en el gallinero y dejar que registraran la casa varias veces y finalmente una noche recibieron una visita muy extraña: una anciana muy rara con un cesto de manzanas rojas que les preguntaba insistentemente si no habían visto a Blancanieves y que no pareció creerles cuando le dijeron una y otra vez que ellos vivían solos…
Al dia siguiente al volver a casa tuvieron un disgusto terrible cuando encontraron a Blancanieves en el suelo, terriblemente pálida y con espuma en su pequeña boca y una manzana roja mordida caída muy cerca de ella. Rápidamente notaron que la manzana estaba envenenada y enseguida comprendieron que la supuesta anciana de la noche anterior debía ser la malvada Reina madrastra de Blancanieves cumpliendo su objetivo de asesinarla…
Blancanieves era pesadita, pero se hacía querer y entre lágrimas por no haber sabido protegerla los Siete Enanitos, la mañana siguiente, prepararon para ella un lugar en el bosque con una piedra elevada en la que depositaron a la muchacha ahora fallecida, rodeada de flores hermosas como ella para que sus amigos los animalitos del bosque pudieran despedirse de ella a lo largo de todo el día mientras ellos trabajaban..
Al volver del trabajo esa noche tuvieron otra sorpresa, en el claro del bosque donde habían depositado a Blancanieves, se encontraba un Príncipe lloroso que se declaró profundamente enamorado de ella al verla tan bella y que insistía en que no comprendía cómo no se despertaba si él no paraba de darle besos de amor verdadero.
Los Siete Enanitos encontraron muy tonto al Príncipe y su razonamiento, pero no quisieron ser desagradables y le escucharon durante tanto tiempo como necesitó el Príncipe para desahogarse. Los Siete Enanitos como en realidad eran unos sentimentales derramaron muchas lágrimas a su lado y Mocoso tuvo que sonarse la nariz en diversas ocasiones y en una de ellas de manera tan violenta que tropezó, golpeándose contra la piedra sobre la que descansaba Blancanieves. Desestabilizó la estructura y todas las flores y la propia Blancanieves cayeron al suelo.
Todos se sobresaltaron pero enseguida observaron que de la boca de Blancanieves saltó el trozo de manzana envenenada que le ofreció la Reina bruja y que empezó a volver el color a su bonito rostro. Los animalitos del bosque que allí estaban velando a la Princesa, los Siete Enanitos y el Príncipe vieron que Blancanieves no estaba muerta sino tan sólo desmayada… Los Siete Enanitos al principio se mostraron muy preocupados por si aquella medio muerte había provocado daños irreparables a su cerebro, pero cuando vieron que Blancanieves empezaba a tontear con el Príncipe y escuchaba encantada como éste no paraba de contarle lo muy enamorado que estaba de ella y lo muy hermosa que era, comprendieron que volvía a ser la misma de siempre y, más aún comprendieron que Blancanieves y el Príncipe eran tal para cual: simples y bobos al máximo, pero de buen corazón.
Suspiraron y los dejaron allí en el claro del bosque diciéndose lindezas y se volvieron a su casita. Se sentaron alrededor de la mesa y estuvieron de acuerdo que deseaban volver a su tranquila vida, solitos en el bosque y librarse de Blancanieves y el Príncipe que eran muy, muy pesados. Se dirigieron al pueblo y contactaron con Mudanzas El Pato que les ofreció la mejor solución: sin levantar las sospechas de la malvada Reina, decidieron enviar a Blancanieves y al Príncipe a otro Reino cercano que se había quedado recientemente sin soberanos, organizándoles totalmente la mudanza de las pertenencias del Príncipe y los regalos que éste deseaba hacerle a Blancanieves para el inicio de su nueva vida juntos.
Para despistar a la Reina la convencieron de mudarse a otra residencia mucho más moderna que el anticuado castillo y que además, de manera muy conveniente, estaba situado en la otra punta del Reino y Mudanzas El Pato se ofreció a realizarle todo su traslado. Pero la Reina madrastra y bruja además de malvada era poco inteligente y bastante agarrada y decidió que el traslado se lo haría su guardía personal y su personal de servicio. Por supuesto la mudanza fue un absoluto desastre, con un personal tan poco experimentado y unos carruajes que en nada se parecían a la moderna flota de vehículos de Mudanzas El Pato. Pero esa es otra historia…
La mudanza de los tortolitos, realizada por Mudanzas El Pato, fué rápida y efectiva y de esta manera sencilla y profesional Mudanzas el Pato se convirtió en el mejor aliado de los 7 Enanitos que despidieron rápidamente a Blancanieves y El Príncipe entre besos, abrazos y los mejores bobos deseos, cerraron tras ellos esa noche la puerta de su pequeña casita y se metieron agotados en sus camitas deseando dormirse, porque… la simpleza de los recién casados se había convertido para ellos en una auténtica pesadilla.
La reputación de Mudanzas El Pato es un pilar fundamental de nuestra empresa y nos hace sentir orgullosos. Puedes confiar plenamente en nuestra efectividad depositando en nuestras manos expertas la gestión del traslado a tu nueva ubicación empresarial o a tu nuevo hogar.
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