Las Mudanzas de Beethoven
Esta semana desde Mudanzas El Pato queremos abrir una serie de artículos dedicados a historias y noticias curiosas relacionadas con las mudanzas.
Recordar a Ludwig van Beethoven es siempre una buena idea, su música es inmortal y emociona a expertos y aficionados, pero en este artículo os queremos explicar una curiosidad respecto al genial compositor: ¿sabíais que durante sus años de estancia en Viena realizó más de 67 mudanzas?. En Viena ciudad en la que vivió durante unos 35 años, con total seguridad, para nuestros colegas del pasado en las tareas de mudanzas, Beethoven fue un cliente de lo más habitual puesto que los historiadores señalan entre 67 y 76 cambios de domicilio (algunos registros de la época detallan hasta 80 residencias diferentes).
La historia de las idas y venidas del compositor por la capital del Imperio Austríaco empezaron cuando se mudó desde su Bonn natal a Viena para ser discípulo de otro grande de la música, Wolfgang Amadeus Mozart. Era el año 1770 y, por desgracia, no llegó ni a recibir una sola lección ya que tuvo que regresar de urgencia a su casa natal porque su madre agonizaba. Pudo regresar cinco años más tarde, cuando ya contaba 22 y en plena Guerra Napoleónica, esta vez para estudiar como discípulo de Franz Joseph Haydn, ya que Mozart ya había fallecido.
Precisamente, junto con Haydn y Mozart, Beethoven compone la tríada de músicos que morirán en Viena sin ser austríacos de nacimiento, pero sí de adopción. De hecho, Beethoven no se moverá de Viena hasta que llegue su fallecimiento en 1827, con tan sólo 57 años de edad. Sin embargo, prácticamente no pasará un año entero en ninguno de los apartamentos que habitará. Considerando el número de cambios de residencia que Beethoven realizó nos sale una media de duración de los contratos de arrendamiento de tan sólo seis meses. En esa época los traslados eran muy complicados. Los pisos no tenían ascensor y Beethoven poseía varios pianos. Imaginad como sería cada una de estas mudanzas…
Los motivos de las continuas mudanzas de Beethoven se atribuyen a su carácter endiablado, más y más incontenible a medida que avanzaba su sordera, pero también a sus caprichos y extravagancias. En varios de los casos tuvo que abandonar la vivienda tras procesos o amenazas de desahucio. El motivo de aquellos deshaucios fueron siempre las molestias graves causadas a los vecinos.
Beethoven no fue rico, pero tenía ingresos para pagar el alquiler. Nunca llego a ser propietario. La mayoría de las instancias de desahucio que recibió se debieron a su mal carácter y, como consta en los registros de la época, a la falta de respeto por sus vecinos con ruidos y molestias constantes. A Beethoven se le ocurrían ideas musicales a mitad de la madrugada y se ponía a aporrear el piano. Beethoven en muchas ocasiones no tocaba el piano, lo golpeaba gritando y buscando inspiración. Como fue sordo la mayor parte de su vida no era consciente quizás de la cantidad de ruido que hacía y los propietarios recibían las quejas vecinales y le pedían que se fuera. Resultado: una nueva mudanza.
Beethoven tenía un concepto singular de su propia moralidad. A veces no pagaba porque “él era Beethoven”. Vendió varias veces la exclusiva de una obra por el mismo motivo. Incluso hay historias singulares que cuentan como en una ocasión llegó a sobornar al canciller austríaco de aquella época para conseguir ganar un juicio relacionado con la custodia de su sobrino. La historia no está totalmente clara pero al parecer Beethoven le propuso escribir una cantata en su honor y el canciller aceptó y habló con el juez asignado al caso para que dictara una sentencia favorable a Beethoven, quien supuestamente ganó el juicio. Beethoven nunca escribió la cantata.
A pesar de tantas historias, enfrentamientos y tribulaciones, Beethoven contaba con la admiración de diversas damas de la aristocracia y nobles influyentes, que lo apoyaban económicamente. Otras veces se ganaba la vida dando clases de violín a los hombres y de piano a las mujeres, o dando conciertos por suscripción en eventos privados, como si se tratara de un crowdfunding actual.
Además por suerte para él contó también con amigos incondicionales, como Johann Baptist, barón de Pasqualati, que le dejó pasar varias temporadas en el edificio conocido como Pasqualatihaus, decisión que acabó especialmente mal en una ocasión. El apartamento cedido a Beethoven estaba en el cuarto piso de un inmueble vecino al Ayuntamiento y al Burgtheater. Desde tan céntrica posición, disfrutaba de buenas vistas, pero para ver la zona del Prater tenía que asomarse mucho por la ventana.
La conclusión era fácil aunque es totalmente disparatada: Beethoven decidió abrir una ventana nueva en el muro que no la tenía, sin pedir permiso a nadie. Su amigo el barón lo echó de la casa. No obstante, con el tiempo harían las paces y el músico volvería a ocupar aquellas habitaciones. Más allá de la generosidad y de la paciencia del propietario, Beethoven se sentía especialmente a gusto en la casa, de hecho, allí compuso la famosa pieza para piano Para Elisa, así como la ópera Fidelio, la única que escribió en su vida.
Las visitantes de Viena pueden revivir algunas de estas historias actualmente puesto que de todas las casas en las que vivió Beethoven se conservan dos en Viena que son museos y pueden visitarse. Debido al avance muy doloroso de su sordera, Beethoven nunca alcanzó la paz pero trataba de encontrarla a través de paseos en plena naturaleza. Representante de la transición del clasicismo al romanticismo, Beethoven estaba convencido de que en el retorno a la naturaleza se encontraba la curación de todos los males. Este es nuestro pequeño homenaje para el genial compositor, para su genio creador tan inmenso como su temperamento.
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